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Thursday, October 13, 2005

Tema del traidor y del héroe: El caso de Kevin Carter

Primero: El cambio de paradigma y la autosuperación infantilista para administradores de empresas

Tengo placeres masoquistas: a veces veo Padres e Hijos, sintonizo al despreciable de Alberto de las Casas y siempre leo las pésimas columnas de María Isabel Rueda.

Dentro de esa gama de placeres masoquistas, uno de mis favoritos es el de leer toda la literatura de autosuperación que encuentro. Tengo una fascinación visceral por leer cualquier cosa que parezca diseñada para vender felicidad barata: cómo hacer amigos, cómo ganar la lotería, quién se ha robado mi queso, el Alquimista, Chopra...

Mi posición sobre la felicidad ya la he hecho explícita en mi anterior blog, y ésta coincide plenamente con la de Pascal Bruckner: en vez de estar buscando esa euforia perpetua, hay que disfrutar los pedacitos de esa felicidad que la vida a veces le da por regalarnos.

Sin embargo, me gusta acudir a la droga barata que nos vende Coehlo y todos los mercaderes de la felicidad.

Dentro de esa literatura bastarda, sin embargo, hay un libro muy rescatable, que es el de los 7 hábitos de la gente altamente efectiva o algo así. Ese libro tiene un valor agregado del que carecen todos los otros libros de autosuperación: es serio, es erudito, está bien escrito, está muy documentado y, sobre todo, critíca ferozmente la basura que vende una felicidad light.

En ese libro, hay un relato que es más o menos así:

Recuerdo un «minicambio» de paradigma que experimenté un domingo por la mañana en el metro de Nueva York. La gente estaba tranquilamente sentada, leyendo el periódico, perdida en sus pensamientos o descansando con los ojos cerrados. La escena era tranquila y pacífica. Entonces, de pronto, entraron en el vagón un hombre y sus hijos. Los niños eran tan alborotadores e ingobernables que de inmediato se modificó todo el clima.

El hombre se sentó junto a mí y cerró los ojos, en apariencia ignorando y abstrayéndose de la situación. Los niños vociferaban de aquí para allá, arrojando objetos, incluso arrebatando los periódicos de la gente. Era muy molesto. Pero el hombre sentado junto a mí no hacía nada. Resultaba difícil no sentirse irritado. Yo no podía creer que fuera tan insensible como para permitir que los chicos corrieran salvajemente, sin impedirlo ni asumir ninguna responsabilidad. Se veía que las otras personas que estaban allí se sentían igualmente irritadas. De modo que, finalmente, con lo que me parecía una paciencia y contención inusuales, me volví hacia él y le dije: «Señor, sus hijos están molestando a muchas personas. ¿No puede controlarlos un poco más?».

El hombre alzó los ojos como si sólo entonces hubiera tomado conciencia de la situación, y dijo con suavidad: «Oh, tiene razón. Supongo que yo tendría que hacer algo. Volvemos del hospital donde su madre ha muerto hace más o menos una hora. No sé qué pensar, y supongo que tampoco ellos saben cómo reaccionar».

¿Puede el lector imaginar lo que sentí en ese momento? Mi paradigma cambió. De pronto vi las cosas de otro modo, y como las veía de otro modo, pensé de otra manera, sentí de otra manera, me comporté de otra manera. Mi irritación se desvaneció. Era innecesario que me preocupara por controlar mi actitud o mi conducta; mi corazón se había visto invadido por el dolor de aquel hombre. Libremente fluían sentimientos de simpatía y compasión. «¿Su esposa acaba de morir? Lo siento mucho... ¿Cómo ha sido? ¿Puedo hacer algo?» Todo cambió en un instante.

Creo que el caso lo ilustra bastante bien, pero para no seguir con la literatura patética, puede usted leer el famoso cuento de Borges La forma de la espada, el cual viene bastante bien para lo que sigue en el siguiente capítulo: LA FORMA DE LA ESPADA

Segundo: Carter, el héroe

A muchos de ustedes les habrá llegado esta foto y texto:


El texto debajo de la foto dice: Esta ultima fotografía fue la ganadora del premio "Pulitzer" en 1994 durante la hambruna en Sudán. La fotografía muestra a una niña herida y muriendo de hambre gateando al campamento de alimentos de Naciones Unidas, localizado a un kilómetro de distancia. El buitre espera que la niña muera para poder comérsela. Esta fotografía asombró al mundo entero. Nadie sabe qué ocurrio con la niña, incluyendo al fotógrafo Kevin Carter quien dejó el lugar tan pronto como se tomó la fotografía. Tres meses después él se suicidó debido a la depresión.

¡Un héroe!

Tercero: Carter, el villano

A pesar de la linda historia antes anotada, tengo otra lectura del caso Carter:

1. Tal y como sus amigos cercanos le reprocharon, la foto simboliza el colmo de la insolidaridad e indiferencia humana. Carter estaba más preocupado por la foto que por la vida de la niña.

2. Esto de acuerdo con el periodista surafricano que criticó a Carter, "the man adjusting his lens to take just the right frame of her suffering"

3. También estoy de acuerdo con el St. Petersburg (Florida) Times cuando dijo que Carter "might just as well be a predator, another vulture on the scene."

4. Si bien es cierto que Carter se suicidó, no lo hizo porque el asunto de la niña devorada lo hubiera afectado, sino porque su trabajo con la prestigiosa firma Sygma había sido muy pobre, así como por los problemas de dinero que lo afectaban.

Sin embargo, la historia recordará a Carter como un héroe que registró, con dolor, la miseria del hombre, porque el discurso que la historia recuerda no siempre es el real.

19 Comments:

Blogger Carolina Isaza said...

Me parece incoherente su post.

12:31 PM  
Blogger wintermute said...

No le veo lo incoherente. Estoy de acuerdo con ud, Cesar, y siempre he pensado lo mismo acerca de Carter: porq carajos no ayudo a la niña?

1:11 PM  
Blogger Saudade said...

Yo hubiera tomado la foto primero, y luego ayudado a la niña, aunque tal vez ya no hubiera esperanza para ella.

Y para los que se las dan de moralistas, eso mismo pasa en Colombia, y no hay necesidad de verlo para no ser responsable también...

2:46 PM  
Blogger David Motta said...

Desde otro punto de vista, porque tendría que haber ayudado a la niña???

2:52 PM  
Blogger Addiction Kerberos said...

En realidad siempre he sentido ese fastidio que ud hace expreso en este mail por el trabajo del periodista como la tercera persona, el simple espectador que no asume posición ni toma parte de la escena a la que recurre. Por eso mismo detesto el trabajo del periodista. Pero no detesto al periodista: en realidad, es muy duro ver como los grandes medios informáticos sacan jugo de los periodistas, los obligan a acechar a la victima (el ejemplo del chulo es muy bueno), los presionan a toda costa con el fin de conseguir la noticia: y por otra parte, está la reacción de la gente, el mal trato al que se ven sometidos, las largas horas de espera para una entrevista, los riesgos del oficio y por último, la posibilidad de que la responsabilidad social recaiga en la persona que simplemente la cubre. Sé que esto no es ningún tipo de excusa: simplemente uno es el responsable de ser manipulado o de no serlo: es el caso de la foto del vietnamita que es disparado a la cara en el mismo momento en que el periodista dispara la cámara tratado por Susan Sontag con mayor detenimiento en uno de sus últimos libros: Ante el dolor de los demás. Por eso no desearía terminar siendo un triste reportero, los cuales, como bien dice Marianne Ponsford, no son más que los obreros, la base, del mundo informático: esto no está bien, por supuesto y eso lo reconoce Ponsford, el reportero debería tener mayor reconocimiento (tanto monetario como social), incluso más que la de los cómodos columnistas o directores de medios que tienen el país en su cabeza pero nunca han conocido el dolor real. Por mi parte, me parece más honrosa la sugerencia del periodismo Gonzo de Hunter Thompson: un periodismo en primera persona (pecado cápital del periodismo, la subjetividad) comprometido con su realidad (con las bolas de acero de un actor) y a la vez tratado con una sensibilidad privilegiada (la sensibilidad del literato). Me parece oportuna la crítica sobre Carter aunque creo que las críticas deberían ser más profundas para de ese modo no llegar a cometer injusticias facilistas con la labor del periodista.


Saludos desde el silencio.

5:19 PM  
Anonymous Anonymous said...

Pues yo había leído que el tipo si la llevaba a donde la podían ayudar luego de tomar la foto. Una búsqueda en yasabendonde aclara la duda: el tipo efectivamente no ayudó alegando por temor a contagiarse de algo. Eso es lo que dice wikipedia, yo no sé....porque en otro lado dice que espantó el chulo y vió que la niña siguió su lucha por llegar a su destino.

Al igual que CIE no veo la relación entre los libros de autosuperación y los perio-chulos.

Ah, es que son dos diferentes. Dice clarito: PRIMERO y SEGUNDO. Que pena.

7:03 PM  
Blogger El Atizador said...

Addiction:
Creo que le pegó a uno de mis temores antes de escribir el post: la posibilidad de ser injusto con Carter. Sin embargo, es solo una lectura de la historia. Patton ha hecho otras lecturas interesantes y todo lleva a un tema que me apasiona: cada uno de nuestros actos, cuando es calificado por otros, es modificado, cada cual le inventa una historia, tan válida como la versión que nosotros mismos tenemos.
Finalmente, en relación con el comentario de CIE y de Patton, si bien pareciera haber una incoherencia evidente, me parece que la estructura es clara: Un primer capítulo introductorio en donde, en una injustificadamente larga exposición de la tesis del cambio del paradigma y de la manera en que llegué a ésta, se analizan dos "paradigmas" del tema Carter.
Los puntos de vista de Wintermute, Saudade y Foucault llevan a lo mismo de lo que ya hablé: la historia que le inventamos al otro cuando lo miramos.

9:28 PM  
Anonymous Anonymous said...

Abri una lista para debatir libremente sobre los blogs colombianos

haber si porfin nos agrupamos todos

http://es.groups.yahoo.com/group/bitacorascolombia/

disculpa por poner este comentario sin relación al post

:)

9:34 PM  
Anonymous Anonymous said...

Lo de la felicidad barata tambien lo he pensado simpre, como es que algunos hacen plata con la ezperanza de otros, lo de la foto esta es bastante triste, pero que podemos hacer, la niña debe haber pasado a mejor vida y el fotografo no lo soporto.

9:48 PM  
Blogger Mal Ladrón said...

Lo mismo de Carter pasa en documental de cuyo nombre no me acuerdo pero que es de Buñuel: hay unos burros que tienen en el lomo unos recipientes con miel que recogen unos campesinos. Mientras se van a seguir recogiendo la vaina los dejan amarrados y el asunto es que a uno de los burros se le rompe el recipiente, la miel le cubre el cuerpo y las abejas se lo comen y don Luis sólo se dedica a filmar la vaina.

9:59 PM  
Blogger Carmelo Lattassa said...

Hay un libro de Susan Sontag que resulta revelador, creo que es el último y chico, no me acuerdo del título. Respecto a Carter, qué les voy a decir... ¿alguno de ustedes ha estado en una guerra, un conflicto o algo así? Tengo algunos compañeros que si y dicen que se piensa en sobrevivir, comer, que no te maten y que el horror no te vuelva loco. Aguantan poco tiempo. Los que si aguantan están jodidos, porque esos si que son unos perros... no todos, hay los que son más humanos pero los demás van a la caza de la noticia. ¿Cuantas niñas vio Carter antes de hacer esa foto? Si mal no recuerdo son dos o tres no una secuencia con lo que creo que fue más el momento en medio de lo terrible. Creo que un fotógrafo de guerra o de sucesos como este no piensa en el bien de la humanidad, eso no es profesional, piensa en hacer bien su trabajo y que le paguen... Al fin y al cabo el lector y el espectador de la noticia no siente ni padece. Si fuese así, el mundo habría cambiado hace bastante. No disculpo a Carter, no dejo de pensar que bastante mal lo estaba pasando con su vida asquerosa y esas visiones del horror como para suicidarse inhalando el tubo de escape de su carro. Lo otro, de los libros de autoayuda y el bien, espero y lo digo con todo respeto que no acabes siendo un vulgar trepa o un traidor como Vincent Moon, toda vez que los libros de autoayuda no articulan la realidad... solo la disculpan.

9:19 AM  
Blogger *Ivonne*BlackCatHat said...

Solo una nimiedad: vas a ir a Incubus?

5:39 PM  
Blogger juglar del zipa said...

A propósito del tema de la autosuperación y no necesariamente sobre lo que escribió, Cavorite me pasó la referencia del sensacional Bullshit bingo. Deberíamos adaptar este singular pasatiempo a cosas más nuestras como las columnas de Londoño, los discursos del mesías, las declaraciones de la iglesia, de los futbolistas, los técnicos y los dirigentes, los discursos de despedida de quienes eliminan en los realities o los parlamentos de las buenas noticias del espectáculo.

Ah. Y muy de acuerdo con lo de que Carter era, en la escena, otro buitre. En el medio se dice que las fuentes son como vasos desechables: se usan y se botan. Claro, quienes no hacen eso normalmente son o jefes de una clientela o clientes de algún jefe.

9:32 PM  
Anonymous Anonymous said...

y que de los buitres que comentan SOBRE LA FOTO? cuanta estupidez, es decir, creo que tambien a uds les gusta hasta cierto punto ver la foto de esa niña medio muerta.
Cuanta necia critica contra el gore, si todos uds y yo lo disfrutamos?
No es eso tambien otra "lectura interesante" del asunto?

11:43 AM  
Blogger Cerebro said...

Y nadie le preguntó porqué no la ayudó? Tal vez como al tipo del tren tendría una razón que pareciera justa... Claro que ninguna razón es justa, todos los dias vemos personas a las cuales el chulo está a punto de comerse y no hacemos nada...

12:16 PM  
Blogger Carolina Isaza said...

Ok, es sutil la relación entre el primero y el segundo, muy sutil. Los libros de autoayuda son una porquería como lo comprueba (no lo desmiente) el fragmento citado. Sobre el otro tema ya han comentado suficiente.

8:08 PM  
Blogger Videos by Professor Howdy said...

May God bless these children & may we all help them!!! Most are like this because of evil dictators & Islamic wars. I wonder if the photographer helped or just "snapped" his picture???

4:05 PM  
Anonymous Anonymous said...

Me resulta curioso que tratáramos el mismo tema con tan sólo unos días de diferencia.

De la auto ayuda solo diré que no sufro de tal clase de masoquismo.

El caso Carter me resultaba desconocido hasta que un lector de la bitácora me hizo llegar unos cuantos renglones contandome la historia.

Para mi la cosa se resume en estas palabras de Greg Marinovich:

"Hoy puedo decir que no sufrimos ni la centésima parte de lo que sufrió la gente de nuestras fotografías. Hoy puedo decir que no éramos responsables: solamente testigos."

Dejo aquí el enlace a un texto que me parece que viene muy apropósito del tema en cuestión:

http://www.pagina12.com.ar/2000/suple/radar/00-10/00-10-01/nota1.htm

4:04 PM  
Blogger Pirata Subterraneo said...

Que doloroso ... e increìble que no haya ayudado a la niña.

6:26 PM  

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