Una certeza
La canción, que no es que sea muy buena, relata la historia de un hombre maduro que tiene la especial habilidad para escoger siempre a la mujer equivocada.
Estoy sentado en un banco, mirando la Plaza Catalunya en Barcelona, es verano y llevo dos días sin dormir.
En mis manos tengo los cuatro CDs que acabo de comprar en Fnac y el tiquete para viajar a Madrid esa misma noche. Dos días después, estaré llegando a Bogotá.
Sentado allí, oyendo la canción de un grupo que se llama Fito y Los Fitipaldis, compruebo que estoy completamente solo y que las personas que pasan a mi alrededor son meros espectros que profundizan la soledad, la insipidez emocional y, sobre todo, una certeza absoluta: a mi regreso a Colombia nada, absolutamente nada, volverá a ser igual.
Nunca antes había tenido una certeza tan clavada en la piel y, hoy, más de un año después, me doy cuenta de que esas certezas que vienen de no se sabe dónde, son mucho más precisas que cualquier cálculo matemático.
Nada ha sido igual desde entonces, cuando, oyendo una canción que hablaba de unas lágrimas que caen en la arena, supe que algo me había extirpado la capacidad de maravillarme con el mundo, mi capacidad de asombro. Mi esperanza.
Era la certeza de saber que yo había sido creado con un talento especial: tomar siempre la decisión equivocada.
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Kierkegaard concluyó, como siglos antes lo había hecho ya Parménides, que la existencia del ser sólo se inicia cuando éste toma la decisión respecto a qué camino seguir, es decir, cuando decide escoger, en palabras de Weber, su proyecto racional de vida.
Lo anterior, demuestra la dificultad intrínseca en el respeto al mandato de Kant de "atrévete a pensar", al igual que corrobora el por qué el éxito de algunas religiones de la nueva era y los libros de autoayuda, pues siempre es más fácil pedirle a alguien que decida por uno.
Si tomar la decisión de vida es volverse adulto, me declaro un infante; un infante que, si finalmente se resuelve a tomar una decisión, habrá de tomar, sin ninguna duda, la errónea.
9 Comments:
Yo creo que casi siempre tomamos una decisión errónea. Cuando creemos que lo hicimos de la mejor forma, es seguro que habrá otra mucho mejor.
Acerca de lo que dijo Kant creo que se corre el peligro, en algunos casos, de ir por el camino equivocado si se piensa demasiado. La mente humana difícilmente puede organizar sus ideas y ser consecuentes con ellas.
Pues es el riesgo que debemos tomar para logar la independencia y estabilidad que tanto esperamos. Igual recuerde que todo es relativo y cada vaina q haga, algo le dejará..
oiga, buen blog.. primera vez por aca
Es cierto, generalmente nuestras decisiones pocas veces nos dejarán satisfechos. "El pasto del prado vecino es más verde" creo que dice el refrán.
Ya quisiera yo ser tan instruido y leído y poder citar a Kant, Parménides y Kierkegaard, si lo más parecido que conozco a ese señor si acaso será Rijkaard, el holandés.
Nunca estamos contentos con nuestras decisiones porque nos dimos cuenta de que los discursos y cosasparaorganizarlavida no sirven. A l que creen en este tipo de cosas les dicen que hagan esto o lo otro y les dicen que es correcto y todos felices. Y pueden estar, en apariencia, contentos. Pero no lo están: sólo tapan su incapacidad, la que todos compartimos, aferrándose aun discurso.
Ya entinedo porque usted dijo que odiaba al de pais bizarro, pasese por los comentarios de mi ultimo blog para que vea.
"ultimo post" era lo que queria decir
Pues como decía el otro día sobre algo... Libertad es equivocarse, es decir que has probado que eres libre y esa certeza significa mucho.
ja...ya lo habías dicho... ok, te cuento algo...como decia el otro día " te odio absolut bliss"
yo digo: nunca vamos a estar felices con lo que tenemos.
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